Estudiantes y sus padres exploran el hábitat del patio escolar en la Primaria Leo Politi cerca del centro de Loa Ángeles (foto de Angie Horn/Asociación Nacional de Refugios de Vida Silvestre).
Por Angelina Horn, Especialista de la Sociedad de Refugios Regionales del Sur de California, Asociación Nacional de Refugios de Vida Silvestre.
En el sur de California, el estado del tiempo predecible y agradable en los microclimas de la región quiere decir que mucha gente puede estar afuera la mayor parte del año. No es poco común ver playas y senderos llenos de gente a mediados de febrero, y el Parque Griffith lleno tanto de turistas como gente de la localidad. Pero en muchas áreas de Los Ángeles, y en los condados cada ve más urbanizados desde Ventura hasta San Diego, existen otras barreras que impiden que mucha gente de comunidades sin recursos salgan y disfruten de la naturaleza.
De acuerdo con el ParkScore anual del Fondo para Tierras Públicas, el cual mide el acceso y la calidad de los parques y demás terrenos públicos, Los Ángeles está clasificada en el No. 55 de 100 de las principales áreas metropolitanas en Estados Unidos en términos de espacio verde, a pesar de ser la segunda ciudad más grande en el país por tamaño de población. Casi un millón de Angelinos tienen escaso o nulo acceso a los parques, jardines, o incluso patios, lo cual afecta de manera desproporcionada a los residentes de bajos ingresos.
El Proyecto de Refugio Urbano para Vida Silvestre del Sur de California es una respuesta innovadora a un problema complejo. Abordar este déficit con la naturaleza exige más que una invitación a que la gente visite los lugares públicos y participe en programas; identificar y eliminar las barreras de la participación quiere decir aumentar la apreciación, así como captar a una selección de socios para desarrollar e implementar programas que se encuentren con la gente a su nivel.
A unas pocas millas del centro de Los Ángeles, los habitantes se han establecido en dos escuelas Título I que anteriormente estaban compuestas de puro concreto y asfalto. Los estudiantes no tenían acceso al zacate o a la sombra, mucho menos a un espacio que promoviera a las plantas, animales, insectos y aves nativos para volver a lo que solían ser tierras inundadas verdes. Gracias a los esfuerzos del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EEUU, National Wildlife Federation y la Sociedad Audubon de Los Ángeles, estos espacios cuentan con pequeños segmentos de hábitat nativo restaurado que no había existido en el área por décadas, y los estudiantes cuentan con un aula al aire libre y una pequeña área silvestre en los terrenos de sus escuelas.
No toma mucho tiempo para que las aves y las abejas encuentren su camino a estos nuevos ambientes. A menos de dos meses de haber establecido el hábitat, los estudiantes de la Escuela Primaria Leo Politi empezaron a ver decenas de especies de aves revoloteando por las plantas nuevas en el espacio de 5,000 pies cuadrados. Conforme los estudiantes empezaron a interactuar con el hábitat bajo la dirección de sus instructores y el personal de Audubon LA, las calificaciones y la habilidad en las ciencias aumentaron con el nuevo interés en las aves, los insectos y las flores.
“Los espacios verdes naturales en las escuelas facilitan el aprendizaje de los estudiantes, y es fundamental brindar dichos espacios a los estudiantes de Los Ángeles”, afirmó Stacey Vigallon, Directora de Educación Ambiental en LAAS. “La iniciativa del Patio Escolar de la Sociedad Audubon de Los Ángeles brinda oportunidades significativas para que los estudiantes y los maestros utilicen el patio escolar como un aula viva al aire libre, para adoptar modelos de liderazgo y para participar en las actividades de conservación en la escuela, en sus hogares y en sus comunidades”.
A menos de dos millas, la Escuela Primaria Esperanza tiene una huella mucho más chica, pero abarrotada de una selección de especies de plantas nativas e incluso está registrada como punto de interés para la observación de aves. Casi 70 especies de aves se han observado en el área, incluyendo al tecolote llanero que hizo del hábitat su hogar durante dos temporadas, para gran alegría de los estudiantes y los maestros. El entusiasmo por las aves es palpable durante una sola visita al hábitat, cuando los estudiantes señalan emocionados a los colibríes, pinzones, gorriones y halcones, a menudo corriendo a encontrar una hoja de papel o un diario donde registrar las observaciones.
“Ver de primera mano el hábitat en el patio escolar de la Primaria Esperanza, lo que me impresionó fue ver un pequeño oasis de naturaleza en un mar de pavimento y concreto. Los senderos por el hábitat están bien gastados por los niños que los usan para ver las flores, las plantas y demás vida silvestre”, declaró Mark Musaus, COO de la Asociación Nacional de Refugios de Vida Silvestre.
Conforme los hábitats maduran y se expanden (recientemente Esperanza aumentó su tamaño), también lo harán los programas y su impacto. No todos los estudiantes se convertirán en biólogos o botánicos, pero al brindar un espacio para que los estudiantes exploren, paseen, contemplen, y observen, se siembran las semillas para una apreciación por la conservación y el compromiso con la naturaleza y la vida silvestre de toda la vida.