Un gorrión serrano posado sobre la vegetación, Ex Hacienda Coyotes (foto cortesía de Armando Sánchez).
por Carlos Enrique Aguirre Calderón, Cristóbal Gerardo Aguirre Calderón, Armando Sánchez Escalera, María Esperanza Leticia Mancinas Labrador, Instituto Tecnológico de El Salto; José Ignacio González Rojas, Irene Ruvalcaba Ortega, Ricardo Canales del Castillo, Universidad Autónoma de Nuevo León; Miguel Ángel Cruz Nieto, Organización Vida Silvestre, A.C.
El gorrión serrano (Xenospiza baileyi) es una especie en peligro de extinción y endémica a los pastizales subalpinos de las tierras altas de México. En 2010, solo existen dos poblaciones conocidas y aisladas, una de ellas ubicada en las montañas del centro de México (e.g. Oliveras de Ita et al. 2001) y otra ubicada en la localidad de Ojo del Agua del Cazador en Durango (Oliveras de Ita y Rojas-Soto 2006). En la localidad reportada históricamente como Sierra de Bolaños, en Jalisco, la especie no ha sido registrada desde 1889 (Navarro-Sigüenza et al. 2002). La especie está clasificada como en peligro de extinción por la NOM-059-SEMARNAT-2010 y por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. El gorrión serrano es una especie de Preocupación Continental bajo el Plan de Conservación de Aves del Sonoran Joint Venture, y ha sido designada como de Necesidad Inmediata para la acción de conservación con el objetivo inicial de determinar su presencia en hábitat potencial.
Un apoyo del SJV en 2010 permitió realizar un estudio ecológico en la región de Durango, que consistió en cuantificar la población en el Ojo de Agua del Cazador. A pesar de que se registraron al menos cinco localidades con hábitat potencial, no se pudo confirmar la presencia del gorrión fuera del Ojo de Agua del Cazador. El proyecto también permitió caracterizar el hábitat y estimar el tamaño de la población en un máximo de 18 individuos (se colocaron 7 bandas), y obtener muestras (n=9) para posteriormente evaluar la variabilidad genética.
El ejido Ojo de Agua del Cazador permanece desprotegido, porque se practican ejercicios militares que causan disturbios. Otras amenazas en la región incluyen la pérdida de hábitat a través de la conversión de estos fragmentos de pastizales a la agricultura, el sobrepastoreo y el fuego destructivo que degrada las plantas que el gorrión serrano utiliza para anidar. Sin embargo, la búsqueda de nuevas poblaciones en esta región es muy alentadora, considerando que el personal del Instituto Tecnológico de El Salto en 2016, ubicó a una población de gorrión serrano sin cuantificar en el Ejido 12 de mayo y otra más en 2017 en la Ex Hacienda Coyotes.
Por esta razón, fue necesario plantear un esfuerzo de trabajo de campo para determinar el tamaño de la población reproductiva en estos dos nuevos lugares y verificar su presencia en otros sitios en el suroeste de Durango. La información será importante para definir el estado de la especie en la Sierra Madre Occidental. Este proyecto es parte de una iniciativa establecida hace 20 años para conservar las especies de aves más vulnerables de la Sierra Madre Occidental.
Con la financiación del Programa de Apoyos del SJV, nuestro equipo llevó a cabo otro proyecto durante 2018-2019 para estudiar las poblaciones recientemente documentadas y para realizar estudios de hábitat potencial en Durango. El objetivo planteado fue realizar muestreos de campo para determinar su presencia y abundancia en localidades con registro reciente, histórico y potencial de su distribución. Los resultados incluyen la realización de dos talleres para fortalecer las capacidades locales en identificación de gorriones, captura, manejo seguro de nidos, redes de niebla y colocación de bandas. Incluyen también, la elaboración de mapas y bases de datos con registro de las localidades visitadas y registros confirmados de su distribución actual y su abundancia y; la obtención de muestras para realización de un análisis comparativo geográfico y temporal de la diversidad genética.
Se visitaron 31 áreas incluyendo las de registro histórico, de las cuales se identificaron 26 sin hábitat potencial (sin pastizal amacollado), 18 con hábitat potencial (con pastizal amacollado) y ocho con presencia de gorrión serrano. Se detectaron 172 gorriones serranos en los ochos sitios, considerando un conteo máximo por sitio, durante la temporada reproductiva. Los dos sitios con mayores abundancias fueron La Lobera y La Cantera, ambos de tenencia ejidal; seguidos por Bajío del Casco y Potrero San Antonio, ambos dentro de la propiedad privada Ex Hacienda Coyotes.
Para estudios futuros, las 31 áreas con hábitat potencial podrían ser reexaminadas. El área del Ejido 12 de mayo, donde hay cinco sitios con presencia de gorrión serrano, representa una oportunidad para su conservación, ya que sus poblaciones se muestran con gran actividad, en términos de número de individuos, principalmente en la época reproductiva. De la misma manera, el área del predio particular Ex Hacienda Coyotes, con dos sitios con presencia de gorrión serrano, puede ser muy importante para su protección, principalmente por el tipo de tenencia de la tierra, ya que puede haber mayor posibilidad de convertirla en un área destinada voluntariamente a la conservación. Desafortunadamente, durante este trabajo no se detectó el gorrión serrano en algunas áreas que anteriormente se había detectado, incluido a Ojo de Agua del Cazador, lo cual nos sugiere procesos de extinción local.
Finalmente, el análisis variación genética del gen mitocondrial COI entre las poblaciones mostró una menor diversidad en Durango con respecto a las de la Ciudad de México. A su vez, el análisis de la variación genética adaptativa (genes Toll-Like) mostró que las poblaciones de Durango y Ciudad de México se encuentran genéticamente diferenciadas. Asimismo, se observó una reducción de la variación del COI en Durango en un lapso de sólo 14 años, comparando los valores reportados de un muestreo del 2004 en Ojo de Agua El Cazador, y los siguientes muestreos realizados en este proyecto en Durango. Por el contrario, para la población de la Ciudad de México no se observó ningún cambio en la variación genética. Este patrón de pérdida podría estar asociado a las diferencias entre los tamaños de ambas poblaciones.
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