Parvada de ostreros descansando en Costa Azul, Bahía Santa María (foto por Guillermo Fernández).
Por Guillermo Fernández, Unidad Académica Mazatlán, Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, Universidad Nacional Autónoma de México y José Alfredo Castillo Guerrero, Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras, Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara
El ostrero americano es un ave playera carismática que habita la zona costera. Puede vivir entre 15 y 20 años y no inicia su reproducción hasta el tercer año de vida. Tiene un tamaño de puesta entre 1 y 4 huevos y un éxito reproductivo variable, según las condiciones ambientales y los niveles de depredación. Se considera que los ostreros son monógamos y fieles a su territorio durante su vida reproductiva.
En Norteamérica hay dos subespecies de ostrero americano H. p. palliatus y H. p. frazari. La subespecie H. p. frazari es residente en ambas costas de la península de Baja California y a lo largo de la costa occidental de México. Debido a su tamaño poblacional reducido, distribución restringida y susceptibilidad a actividades humanas, esta subespecie fue catalogada “En Peligro” por el Gobierno Mexicano. La población de H. p. frazari es de aproximadamente 3,000 individuos y el 50% de la población reproductora utiliza las islas de Sinaloa. Tan solo la Bahía Santa María alberga 250 parejas y 138 individuos no territoriales, lo que representa alrededor del 21.3% de la población. En la temporada invernal, el número de ostreros en Sinaloa es 1,533 individuos, lo que representa el 51% de la población, siendo Bahía Santa María el sitio más importante con 1,060 individuos. Considerando lo anterior, es evidente que la costa de Sinaloa es clave para la conservación del ostrero en México.
A pesar de su importancia, la información disponible sobre su biología es limitada en Sinaloa. Se tiene poca información de su tendencia poblacional, cronología reproductiva, movimiento y fidelidad a los sitios de reproducción y no reproducción. Esta información es necesaria para la planeación y ejecución de acciones de conservación. Por eso, desde 2016, se ha monitoreado al ostrero en tres lagunas costeras de Sinaloa: la Bahía Santa María, el sistema Lagunar San Ignacio-Navachiste-Macapule y la Bahía de Ceuta. Esta información ayudará a determinar su estatus poblacional y amenazas durante su ciclo anual.
Como producto de este esfuerzo de monitoreo, se han desarrollado e implementado protocolos estandarizados de monitoreo durante la reproducción e invierno, se ha fomentado la participación comunitaria, se cuenta con una base de información sobre la biología reproductiva, distribución, tipos de hábitat utilizados, movimientos locales y fidelidad a los sitios durante el ciclo anual. Las principales amenazas para el ostrero en las islas de Sinaloa incluyen la depredación de huevos y crías por parte de mamíferos (coyotes), otras aves y la inundación de sus nidos por la marea. La intrusión de coyotes en islas con alto valor para la conservación ha sido reiterado en la última década en Sinaloa, ocasionando un efecto negativo en todas las especies de aves que anidan a ras de suelo. El ejemplo más evidente es la desaparición de colonias de cuatro especies que anidaban en la isla Melendres hasta 2012 y la disminución progresiva del número de parejas de ostrero después del primer registro de coyotes en 2013.
Los procesos de azolvamiento en las lagunas costeras aumentan la probabilidad de intrusiones por parte de coyotes y se requiere establecer y ejecutar protocolos de manejo para minimizar sus efectos. Debido a su naturaleza no migratoria y su sensibilidad a las perturbaciones humanas, los ostreros podrían usarse como una especie paraguas, pues las acciones de conservación enfocadas en esta especie se reflejarían en otras aves que anidan en los mismos hábitats, que en Sinaloa incluye a 12 especies de aves marinas y playeras.
La conservación del ostrero americano requiere de un trabajo coordinado en el que CONANP (APFF-Islas del Golfo de California-Sinaloa), grupos comunitarios y académicos, compartiendo una visión común de conservación de la biodiversidad, planeen y ejecuten acciones de monitoreo y manejo. Hay retos importantes para asegurar la conservación del ostrero americano, pero con el apoyo de otras organizaciones como Conselva, Costas y Comunidades A. C. y recursos del Sonoran Joint Venture, PAPIIT-UNAM, USAID-USFWS, entre otros, se ha favorecido el trabajo con el ostrero en la costa de Sinaloa.