Una bandada de espátulas rosadas en vuelo (foto de Germán Leyva).
Daniela Aguilera-Márquez, Pedro Bastidas-Bastidas, German Leyva-García y Jaqueline García-Hernández, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo
Lo fármacos de uso humano y veterinario son contaminantes emergentes con crecientes volúmenes de producción cada año (> 1000 toneladas/año globalmente), similares a la producción de pesticidas y otros contaminantes orgánicos. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, así como sus metabolitos, son un grupo de compuestos ampliamente utilizados para el cuidado de la salud humana y veterinaria, y a menudo terminan en los sistemas acuáticos. El diclofenaco (DCF) forma parte de este grupo y se usa para el control sintomático de la hinchazón, el dolor y la fiebre en los humanos, y se usa comúnmente para darle tratamiento al ganado. Los residuos de DCF pueden incorporarse al medio ambiente a través de diferentes vías: las emisiones durante la producción, la eliminación de fármacos caducos o no utilizados, las heces y la orina humana y de los animales, la descarga directa de las granjas acuícolas y la dispersión del estiércol. Los estudios publicados a partir del 2000 encontraron que el DCF es el fármaco más común detectado en el medio ambiente, derivado del uso común en la medicina humana y veterinaria desde los años 70, y más recientemente, debido al aumento en las inundaciones en las regiones costeras debido al cambio climático. La incidencia de DCF en el agua de mar varió de 0.021 ng/L y 10.2 μg/L, en el caso de los sedimentos se detectó en un rango de 57.2 ng/g a 309 ng/g, existe un patrón de baja concentración de diclofenaco en las especies bénticas (33 ng/g), seguido de concentraciones de nivel medio en mejillones (4.5 ng/g) y por último concentraciones importantes en el plasma de los peces (11.9 μg/L). En este manuscrito, presentamos los resultados preliminares que muestran concentraciones perceptibles de DCF en los huevos de dos especies de aves vadeadoras de México.
Las muestras se recogieron en la laguna de Tóbari, en el sur de Sonora, México durante la primavera del 2011. Es un área de gran impacto donde aproximadamente 10 escurrimientos agrícolas y urbanos se descargan en la bahía, ocasionando acumulación de cieno y bioacumulación de metales y contaminantes orgánicos. Se recogió a mano una muestra de dos huevos (uno por cada nido) de espátula rosada (Platalea ajaja) y un huevo de garza dedos dorados (Egretta thula) de los nidos ubicados dentro de un bosque de mangle. Se llevó a cabo la preparación y extracción de la muestra en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) campus Guaymas y los análisis cromatográficos se realizaron en el Laboratorio de Pesticidas del CIAD campus Culiacán.
Se detectó un pico en todas las muestras de huevos a un tiempo de retención (tR) de 22.6 min, sin embargo, el espectro de este pico no se reconoció como pesticida. Para identificar este compuesto, se utilizó la biblioteca de espectros del NIST y se encontró un equivalente (Núm. 832) para el diclofenaco, donde el 100% del espectro de la muestra desconocida correspondió con el patrón del DCF. Este tiempo de retención y patrón de espectro se confirmó con el producto farmacéutico, Dolo-neurobion forte MERK ®.
Se analizaron las tres muestras de extracto de huevo y el DCF se detectó y cuantificó en 2 de las muestras de huevos. La tercera muestra sólo presentó rastros de manera que la cuantificación no fue posible. Las concentraciones calculadas de DCF fueron de 8.2612 µg/g en peso húmedo en una de las muestras de huevo de espátula rosada y 6.7684 µg/g en peso húmedo en la muestra de huevo de garza dedos dorados. Está bien documentada la presencia de DCF en las aguas superficiales y residuales y varía entre ng/L a unos ug/L. Sin embargo, existen muy pocos estudios sobre residuos en otros compartimentos ambientales como agua subterránea, agua de mar, suelo, sedimento, fango y biota. Las concentraciones de DCF reportadas en los ambientes marinos y costeros varían de unos cuantos ng/L a hasta 100 ng/L con valores más altos en los esteros y junto a las descargas residuales. El DCF se ha incluido en la Lista de Observación de EU Decisión 2015/495 anterior con el objetivo de reunir información sobre su presencia y los efectos ambientales. Este compuesto ha mostrado toxicidad en los organismos acuáticos a concentraciones ambientales relevantes (ng/L), lo cual representa un riesgo para las especies acuáticas a través del bioaumento en la cadena alimenticia. Los resultados indican que es probable que: 1) el DCF está ampliamente distribuido en los ecosistemas costeros impactados por las actividades humanas, 2) el DCF puede acumularse en la cadena alimenticia, llegando a concentraciones elevadas en las aves acuáticas que se alimentan de peces y pequeños invertebrados, y 3) las concentraciones pueden transferirse a los embriones de las aves a través de sus huevos. Se necesita más investigación para determinar los impactos de los contaminantes en los embriones en desarrollo, así como los impactos de la bioacumulación en la salud de las aves adultas.
El programa PROCODES 2011 de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) apoyó este trabajo en la Isla Huivulai, Bahía del Tóbari, Sonora, México.